Esto es lo que hoy defendemos -Por Alfredo Trejos

18 octubre 2020

Sobre el criminal recorte presupuestario que se persigue en la Asamblea Legislativa por parte de los diputados Ana Lucía Delgado, Gustavo Viales, Silvia Hernández y Yorleny León -del PLN- y María Inés Solís y Óscar Cascante -del PUSC- algunos aportes a la discusión:

-Esta es una jugada política de desprecio a la creación. Los proponentes de este atropello buscan instrumentalizar las políticas presupuestarias para joder al Gobierno. Es así de simple. Eso es todo. Entonces, para esta gente, la cultura solo sirve como palanca de oposición.

 

-Este recorte salvaje significa que todos los programas de apoyo y seguimiento al arte impulsados por el Ministerio de Cultura, su Dirección General y el Colegio de Costa Rica (como ente específicamente dispuesto para favorecer a la literatura y la lectura desde el Gobierno) desaparecerán. Todos. Esto implica que docenas de creadores en plástica, escena y letras no dispondrán más de ese "empujón" que prácticamente les resolvía muchas de sus necesidades cuatro, cinco, seis meses al año. Muchos artistas no se dedican más que a su oficio creativo y actividades conexas. No son profesores, no son profesionales liberales, no son rentistas, no son jubilados. Ese "empujón" no es una limosna: el Estado te paga por un trabajo realizado, cuyo contenido pasa a ser patrimonio de las dependencias que mencioné.

 

-Es verdad: hoy en día, como creadores, somos también parte de una industria y un negocio. Yo, como escritor, gano una beca y me salvo y, de paso, salvo a una pequeña imprenta al confiarle mi proyecto. Así se encadenan los recursos que el Ministerio de Cultura distribuye y por eso son vitales, pues hablamos de TRABAJO. Hablamos de procesos estudiados y fiscalizados que no terminan en una ocurrencia, ni en un capricho, ni en una quimera. Porque sí, este es entonces un asunto de la cultura que solo funciona con plata. De la cultura que convierte al artista en alguien pleno, pues este por fin puede contar con recursos seguros e incluir y sentir su obra como parte de su modus vivendi. Si tal cosa no da aire, seguridad y libertad creadora, nunca he sabido entonces qué son estos elementos. Si una beca mantiene encendidas mi mesa de luz y mi cocina, seré un mejor creador. ¿Es esto tan difícil de entender?

 

-Los creadores vamos a crear, con o sin apoyo del Estado. Yo no he dejado de escribir cuando no he sido favorecido con una beca o un plan de estímulo. Hablamos de que por fin nuestra generación de artistas ha logrado visibilizarse ante el Estado empleador. Aquí ya no hay mecenas, ni hay patrocinios: es el Estado, o tus propios recursos, o nada. 

 

-Si perdemos estas oportunidades, si estas opciones desaparecen, es muy probable que nuestra oferta creativa desmejorará. Adiós a las ferias, adiós a los escenarios, adiós a los recursos. Buena parte de la comunidad artística (la cual siempre ha jugado de muy independiente y muy respondona y muy autosuficiente y muy romántica en su pobreza) se dio cuenta que integrarse a las políticas culturales y sus beneficios está bien. Entonces empezamos a ser más funcionales al agendar parte de nuestro trabajo según la oferta estatal. Entonces, dichas políticas y dichas ofertas, incluso, deben ser exigidas por el sector como los agricultores cuando llegan al MAG con sus tractores. Esto hoy está en peligro por un hediondo ajedrez político.

 

-¿Lo peor? Ser parte del sector creativo y desentenderse ante estos hechos, porque con esto el Gobierno lleva palo y me gusta que ESTE gobierno lleve palo. No, muchos llevaremos palo si estos recortes se aprueban. Y si una sola biblioteca, un solo taller, un solo museo cierra por este ataque -porque eso es, un ataque por parte de lo más mediocre, simplón y bruto de la Asamblea Legislativa- sería una tragedia.

 

-A manera de anécdota, recuerdo que hace siete u ocho años, por varios meses fui incluido por el Ministerio de Cultura para facilitar un taller en el marco de un programa oficial entonces muy publicitado, muy bien articulado y muy exitoso. Aquellos adelantos de dinero por MI TRABAJO (más los pequeños préstamos que mis amigos me facilitaron y luego pude pagar) hicieron la diferencia. El último día -cuando debimos presentar las facturas más "emocionantes" y cobrar el grueso de nuestro pago- vi satisfacción. Vi orgullo. Vi fiesta. Hacer aquella fila entre artesanos, zanqueros, músicos, técnicos y especialistas, TODOS gente dedicada y valiente, me hizo sentirme profesional. Hacer esa fila significó, para cada uno de nosotros, cambiar problemas por soluciones gracias a lo que sabemos hacer: crear de manera real, aplicable y valorable.

 

Eso es lo que hoy defendemos.

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